
Cerca de la ermita del Castillo, está el mirador de las Barrancas desde el que se puede apreciar el cañon que el río Duero a horadado con el paso del tiempo en su recorrido ancestral, dejando pronunciados barrancos de varias decenas de metros.
El paseo ha merecido la pena, amén de aprovechar para tomar un tentempié que llevo en el coche, con el que entretener el estómago hasta la hora de la comida.
El paseo ha merecido la pena, amén de aprovechar para tomar un tentempié que llevo en el coche, con el que entretener el estómago hasta la hora de la comida.
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