
He venido a pasar un par de semanas de vacaciones a mi tierra, y aunque me alojo en una casa rural en Sorribas, cerca de Arriondas, la primera visita es a Gijón, a comer unas sardinas en el puerto deportivo (antes pesquero) acompañadas de sidra.
Y nada mejor para abrir el apetito que un paseo por la playa de San Lorenzo y respirar el mar. Es cierto que vivo en Málaga a cien metros de la playa, pero el Cantábrico huele a mar, y ese olor no lo tiene el Mediterráneo.
Y nada mejor para abrir el apetito que un paseo por la playa de San Lorenzo y respirar el mar. Es cierto que vivo en Málaga a cien metros de la playa, pero el Cantábrico huele a mar, y ese olor no lo tiene el Mediterráneo.
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