
La orden monástica del mismo era de origen cisterciense y regla de San Benito con su ora et labora, a su alrededor se organizaron sus granjas de explotación agraria y ganadera e incluso llegaron a tener molinos de cuatro y hasta seis ruedas. No solo tenían campos de cereales y huertas sino que uno de los cultivos más importantes era el de las viñas, lo que se extendió por la zona. No solo se elaboraba vino para su consumo (ya fuera personal o litúrgico) sino que se comercializaba el excedente que se producía en sus lagares. Cerca se encuentra uno de los Pagos más importantes de la Ribera del Duero, el Pago de la Vega de Santa Cecilia y Carrascal, del que derivó su actual nombre de Vega-Sicilia.
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