jueves, 16 de diciembre de 2010

El Tejedelo (II)


El bosque del Tejedelo (Teixedelo según la denominación de la cercana Galicia), se encuentra en medio de un sendero que transcurre entre los 1000 y los 1550 m de altitud. Aunque el cielo está despejado y el sol en lo alto, la temperatura en ningún momento pasa de los 0º (teniendo en cuenta que salí del hotel entre las 9 y 10 de la mañana a -8º, no está mal).
Rodeados de castaños, y entre el ruido del agua que intenta no acabar congelada en los arroyuelos que discurren por la zona (magnificas estampas de carámbanos y hojas heladas), se encuentran los tejos.
Dicen que los tejos tienen su origen en el jurásico, será por ello sus milenarias vidas, durante la cual siguen creciendo día a día, y están en peligro de extinción. Símbolos de eternidad, vida y muerte, es fácil de encontrar junto a iglesias y cementerios, como el que tenía la de Santa María de Lebeña (Cantabría).
Apreciado por su madera, se ha usado para hacer armas de guerra (dicen que los extinguieron en Inglaterra fabricando arcos), los ejes de los carros medievales, los clavos de los barcos vikingos o sarcófagos egipcios. Tambien se usaba para echar los tejos, de ahí la expresión.
Por cierto, que sólo la cubierta roja de la semilla no es venenosa, el resto de las partes del árbol, lo son. En algún sitio leí que de la palabra tejo (taxus) deriva la palabra toxina.

1 comentario:

Xibeliuss dijo...

Una hermosa serie, Jesús. Pese al poco tiempo, conseguiste visitar algunos de los puntos más destacados de la comarca sanabresa.
Saludos