Alguno de ellos es visitable, y mantienen el sistema de molido de la época de El Quijote. Necesariamente tenía que ser el viento el que los hiciese funcionar en una zona como la Mancha que deriva del árabe Al-Ansha (tierra seca o tierra sin agua). De los trece que llegaron a erguirse sobre el cerro, actualmente se han reconstruido once. Las magnificas vistas desde lo alto del cerro merecen la visita.
—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
(El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Cap. VIII, Miguel de Cervantes Saavedra)
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