martes, 12 de abril de 2011

Puente de San Martín

Llevaba tiempo con ganas de visitar Toledo, la antigua capital del reino visigodo, ciudad de las tres culturas y capital de España hasta que Felipe II decidió trasladarla a Madrid.
El Alcázar (actual Museo del Ejército) que se asienta sobre el terreno que ya ocupaba una alcazaba árabe en el siglo X, residencia de Carlos V, y destruido y reconstruido en varias ocasiones, las antiguas sinagogas del Tránsito y Santa María la Blanca, viejas mezquitas, su Catedral, y las grandes obras de El Greco que la ciudad atesora. Pasear por la judería es retrotraerse cinco siglos atrás, y pasear alrededor del casco viejo de la ciudad con la cercanía del Tajo, y pasar por las diferentes puertas que daban acceso a la ciudad (la de la Bisagra o de Alfonso VI que aún conserva las viejas puertas que siglos atrás cerraban la ciudad por las noches, la de los Doce Cantos, Adabaquín, Valmardón, del sol, de los Alarcones, .etc.) y los puentes de Alcántara, Viejo y Nuevo, el de Azarquiel, o el de la imagen, el de San Martín que sustituyo a uno de barcas en el siglo XIV que se llevó una riada, y que poco después de su construcción, lo destruyeron para que las tropas de los partidarios de Enrique II de Trastámara en lucha con su hermanastro Pedro el Cruel lo cruzaran, reconstruido poco después por el arzobispo Pedro Tenorio, leyenda incluida.

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